sábado, 13 de noviembre de 2010

LA ESCUELA DE 2018

Recientemente me han preguntado cómo me gustaría que fuera la escuela de 2018.
La verdad es que se me ocurren varias ideas para mejorar la educación y la situación escolar en la actualidad, especialmente dado que vivimos en un presente en el que los recortes presupuestarios hacen que nuestra labor docente sea un poco más difícil que hace unos meses. Se ha reducido el número de aulas de enlace, se ha incrementado el ratio de alumnos por aula y la situación no parece que vaya a mejorar.

Sí que hay elementos positivos, como el hecho de que las nuevas tecnologías estén irrumpiendo con fuerza en las aulas. No sólo eso, sino que además los profesores vamos aprendiendo a manejar estas nuevas herramientas multimedia, les estamos perdiendo el miedo y las aplicamos con mayor frecuencia en nuestra práctica docente diaria. Los alumnos de hoy están acostumbrados a recibir información actualizada las 24 horas del día, a comunicarse a través de soportes audiovisuales e informáticos y a obtener respuestas inmediatas a las cuestiones que se les plantean. Las herramientas de las que disponemos en la actualidad, fundamentalmente la Web 2.0 (y en breve la Web 3.0) constituyen una gran oportunidad para motivar a los alumnos a incrementar sus conocimientos, a desarrollar un aprendizaje cada vez más autónomo y a adquirir un modo de pensar interdisciplinar y basado en el razonamiento lógico.

¿Cómo me gustaría que fuera la escuela en 2018? Una escuela en la que los alumnos y los profesores se comuniquen de una manera abierta no sólo en el aula sino también en entornos virtuales de aprendizaje;  una escuela en la que los alumnos con menores recursos económicos no tengan problemas para continuar formándose en el hogar gracias a las nuevas tecnologías; una escuela que proporcione una educación de calidad tanto dentro como fuera de sus instalaciones.

Pero lo que más me gustaría es que todos los niños en edad escolar tuvieran la oportunidad de estudiar, y no me refiero sólo a los niños de los países desarrollados. Por desgracia, mientras nosotros nos preguntamos por qué a veces la administración no nos facilita la suficiente ayuda para introducir las nuevas tecnologías en nuestras clases, hay niños que ni siquiera tienen clases... ni escuelas. 


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